domingo, 10 de junio de 2018

Soñar para poder vivir

   Ya hemos dejado los trabajos de clase a un lado, y he vuelto con mis pensamientos y divagaciones de siempre.

   Hace un par de semanas fui a la consulta de la Neurofisiologa, después del tratamiento de rehabilitación (tanto de gimnasio como de magneto-terapia).  Entré en su despacho. Yo ya tenía clara cuál iba a ser su pregunta y más claro todavía, cuál iba a ser mi respuesta: NO HE NOTADO MEJORÍA NINGUNA DESPUÉS DE LAS 20 SESIONES.

   Ella se puso a escribir en el ordenador sin mediar palabra y me dijo que íbamos a repetir las pruebas de la otra vez, mismas pruebas, mismos resultados, me mandó vestirme, me senté de nuevo delante de ella, me miró y me dijo que no había mejorado nada, que la lesión neurológica hacía demasiado tiempo que la tenia y que estoy en fase de secuelas.
   Yo que no entiendo que es estar en fase de secuelas, se lo pregunté, y mejor si no lo hubiera hecho... me explicó que por mi nervio no se puede hacer nada, y lo que en un principio era un nervio sensitivo, ese mismo nervio me estaba destrozando los músculos y no había marcha atrás, casi me caigo de la silla, eso significa que aunque me pongan el neuroestimulador seguiré teniendo la necesidad del bastón...

  Pero puestos a preguntar, le pregunté: "vale a mejor no va a ir, pero ¿puede ir a peor?" y asintió con la cabeza.

  Me explicó que ahora mismo y después de 9 años tengo una pierna 50% funcional, pero que va a continuar deteriorándose y por lo tanto la funcionalidad puede llegar a ser nula. 
   El mundo se derrumbó, los pensamientos se precipitaban en mi cabeza, solo pude darle las gracias por todo y salí de la consulta perpleja por lo que había escuchado, me senté en una de las sillas de la sala de espera y no pude evitar pensar, ¿qué había hecho yo en esta vida para merecerme esto? ¿dónde quedan mis sueños, mis ilusiones?
   Las esperanzas generadas con el neuroestimulador se vinieron abajo, la esperanza de quitar el bastón (cómo ODIO ESE BASTÓN) ¿que iba a ser de mi a partir de ahora? 

   En todo este proceso que me acompaña médicamente 2 años y sufriéndolo 9 nunca  pensé que con el tiempo una de mis piernas dejaría de funcionar, psíquicamente ha sido un golpe muy grande, si por mi fuera, la camita es el mejor sitio donde estar, alejada del mundo y puede, si mi depresión me lo permite, soñando en todo aquello que ya no voy a poder hacer, en verme haciéndolo y disfrutando de ese momento, aunque siempre hay algo que me despierta y me hace volver a la realidad, esa que no me gusta y que tanto me limita.

Nuria
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