domingo, 19 de noviembre de 2017

Ha llegado el invierno o "Winter is coming"

   Ha llegado el frio y con él la humedad, las bajas temperaturas, las lluvias y en su conjunto todo lo que peor puede sentar a mi pierna.
   No es que en verano el dolor desaparezca; no se va, me acompaña cada día pero en menor medida, me deja disfrutar de los días soleados, de las terrazas a la fresquita o de los cortos paseos junto a mi pareja... pero en invierno todo cambia, todo se vuelve complicado y mucho más doloroso para mí.
   Con este tiempo al levantarme por la mañana y poner la pierna en el suelo un latigazo la cruza, unos pequeños crujiditos recomponen mi pie y sé que un día doloroso va a dar comienzo. Tienes la esperanza de que esa noche que has pasado tan mala, que te la has pasado despertándote por culpa de los espasmos musculares a cual de todos más doloroso, no continúe durante el día. Ese pensamiento es el que creo que nos acompaña a los que padecemos esta enfermedad y vivimos con un dolor intenso que nos condiciona para nuestro día a día.
   Arranco el día intentando poner la mejor de mis sonrisas, comparto momentos con mi pareja y sabe que aunque esté sonriendo mientras hablamos, mientras tomamos un café, yo siento dolor. En ocasiones lo puedo disimular; en otras, el gesto en mi cara me delata, y su mirada, llena de  impotencia, se llena de desesperación por no poder hacer nada por mí, por ver que cada día sufro y no hay nada que me consuele.
   Cuando llega este tiempo sabemos que empieza el tiempo de pequeños quejidos y muchos silencios, en los que yo intento contener mi dolor sin que nadie se dé cuenta de lo que sucede, porque no quieres sentirte peor de lo que ya te sientes.
   Llevo 9 años con esta enfermedad y hace casi 2 que me la han diagnosticado y creo que si hace 15 años me lo dicen no me lo hubiera creído, que mi vida se iba a paralizar por el dolor, vivir 3285 días con dolor intenso no es fácil ni sencillo. Yo en ocasiones no sé cómo gestionar esa situación, porque llega a desesperar el no recordar lo que era caminar sin que nada te duela, el no saber en que momento el latigazo en la pierna te va a encoger de dolor, el no tener que llevar un bastón... hay muchas cosas que ya no recuerdo y realmente echo de menos.
 
Nos leemos pronto!