miércoles, 13 de diciembre de 2017

Indecisión

   He dudado mucho en escribir esta entrada o no, de hecho sigo sin estar segura de si la publicaré, pero cierto es que creo que es algo que se debe decir en voz alta para toda esa gente que cree que en el mundo hay cosas que no pasan y que con mirar hacia otro lado y dar la espalda el problema deja de existir. Pues no, y está a pie de calle, a cualquiera le puede ocurrir. Con esta entrada quiero denunciar la Homofobia, existe y es algo que ocurre cada día.

   Sin alejarme del tema de este blog y teniendo siempre presente a esta patología que no nos deja vivir, en este escrito intentaré contaros cual fue mi inicio.

   Me tengo que remontar a hace 9 años, hasta el 5 de junio por la noche, sobre las 2:30 o 3:00 de la madrugada, hora en la que si trabajas en hostelería te será muy familiar.

  Cuando hablamos del Síndrome de Sudeck o Algoneurodistrofia siempre debe ir relacionado un causa que lo provoque, un desencadenante, sobre todo si es como el mío que es el de Tipo II. En mi caso ese agente causal tiene nombre y apellidos, aunque en esta entrada solamente le pondré "X".

  Volviendo a esa noche en la que yo salía de trabajar, haciendo el cierre del establecimiento en el que trabajaba, un hombre se acercó a mí soltando todo tipo de improperios y bastante alterado. Yo no comprendía qué ocurría. Salieron mis compañeras del local. Él se acercaba cada vez más a mí, y en ese punto empezó el principio del fin de mi vida tal y como la conocía hasta ese momento. "X" decidió que el que yo fuera gay no le gustaba y merecía todo lo que me dijo y me hizo. Entre  otras cosas, me fracturó la pierna. Aún no comprendo como un hombre borracho puede sacar tanta fuerza.

   Un cliente y amigo del restaurante me lo consiguió quitar de encima cuando yo ya no podía levantarme del suelo y él seguía, porque no había forma de que le impidieran llegar a mí para propinarme lo que él considerara. Llegó la Policía Nacional, varios coches por los que se presentaron en el juicio, ambulancia y al hospital.

   Así que puedo decir que por culpa de "X" y de una agresión homófoba yo llevo 9 años sufriendo dolor cada día, dolor que sin querer hace que me acuerde de él y de todo lo sucedido.

   Después de 4 operaciones, de que me leyeran mis derechos porque "X" me denunció alegando que yo iba a robarle ("algo irrisorio" fue el comentario de la jueza), múltiples pruebas por parte de la médico forense, y 5 años para que saliera el juicio, por fin lo vi en el hall de la Ciudad de la Justicia, y no pude evitar entrar en pánico, casi baja el médico de los juzgados, pero me repuse y entré a declarar. Vi a un "X" más aseado que el día que se cruzó en mi vida.

   La sentencia le declaró culpable, me pagó una indemnización, y no entró a la cárcel porque al final accedió a pagar. "X" tenía antecedentes exactamente por lo mismo de no hacía mucho tiempo atrás, y de esta forma él siguió con su vida.

   Yo no he vuelto a pisar el barrio de Ruzafa en estos últimos 9 años (ni creo que lo haga) y vivo con el recuerdo constante de aquella noche, por las lesiones que él me causó, atada a un bastón con 36 años.